Dan aroma a los platos, potencian, mejoran o modifican su sabor, sirven para condimentar, decorar y preservan muchos alimentos. Respetan al alimento al que complementan. Utilizarlas en la justa medida es todo un arte; y elegir justo la planta que se necesita en cada plato, una ciencia.
Se consideraban tesoros en la Antigüedad, a la par del oro y las joyas, se utilizaban para comercializar y dieron lugar a la apertura de nuevas rutas terrestres y marítimas.
No sólo se han utilizado a lo largo del tiempo para condimentar sino también como medicina y como objeto de uso en ritos religiosos y mágicos.
Además de realzar su sabor y olor aportan propiedades nutritivas y terapéuticas a los platos gracias a que contienen una gran proporción de sales minerales y vitaminas. A esto se suma que algunas de ellas ayudan a que las digestiones sean más llevaderas (como el tomillo y el romero), a limitar el crecimiento de distintas bacterias en nuestro organismo (ajo y limón) y a reducir los gases intestinales (como el laurel).
Me voy a cocinar un rico almuerzo en este día feriado y nublado y a la vuelta propongo que conozcamos algunas de ellas!!
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